Guinea Ecuatorial, siente hambre
GUINEA ECUATORIAL, SIENTE HAMBRE
La verdad es que se puede decir más alto,
pero, no más claro. Guinea Ecuatorial siente hambre y esta teoría cobra más
fuerza cuando ya se empieza a ver a médicos, que en lugar de salvar vidas, son
ellos los que la ponen en riesgo traficando con unas licencias que en principio
estaban pensados para garantizar seguridad en estos tiempos de pandemia, pero
que ellos, sin ninguna clase de remordimiento eran capaces falcificarlas y
ponerlos en manos de otros irresponsables, sólo por ganar (ellos) un poco más.
Podemos hacernos los tontos y hacer
preguntas superfluas como: qué ha pasado. Cuándo el ecuatoguineano comenzó a
experimentar cambios tan bruscos. Cómo fuimos capaces de perder la dignidad que
le caracterizaba al ecuatoguineano: pues sí, todo eso es posible cuando existe
un pueblo hambriento. Resulta que este podría ser tan sólo el principio, si no
lo remedia nadie, de la transformación de Guinea Ecuatorial hacia el país más
corrupto del mundo, si aún no lo es.
Se trata de una regla muy sencilla; la de
la sobrevivencia: imagínense que se trate de un animal que se encuentra
atrapado en el interior de un bidón que es, por lo general, dos o tres veces
más alto que él, y que en el interior del bidón estuviera entrando agua. Por
regla general, el animal tratará de oponer resistencia mediante unas cuantas
maniobras en evitación de ser engullido por las aguas que cada vez siguen
creciendo a su alrededor, pero que finalmente, termina por ceder, porque no
está diseñado para mantenerse por mucho tiempo en constante presión.
Lo que trato de demostrar: es que el ser humano
tampoco está preparado para verse morir. Y mientras aún esté en sus manos;
maquinará, hará todo lo necesario para prolongar, aunque sea un segundo más, su
existencia en la tierra. Es a esas situaciones a lo que se refería Maquiavelo
cuando decía; que el fin justifica los medios.
Y el ecuatoguineano o los ecuatoguineanos,
no son unos humanos aparte. Como todos, también tienen sus necesidades que de
alguna u otra forma esperan una respuerta con capacidad de satisfacer, sino todas,
una buena parte de ellas. De allí que el refrán más extendido entre todas las generaciones
es el de que: la cabra come allá donde la han atado.
Hoy se habla de médicos, pero Guinea
Ecuatorial tiene una larga lista de profesionales, funcionarios públicos, que
no les importa ponerle un precio extra a sus habilidades, más allá del que se
fija en su contrato, nombramiento o acuerdo.
Quiero advertir de la vergüenza que supone
para el sistema educativo de un país, que sus profesores y maestros se dejen
tentar por la insinuación de un estudiante a ofrecerle 15mil o 50mil, acambio
de un aprobado.
Lamentable es que las fuerzas de seguridad
anden tras el dinero puntual como perro tras un hueso, y más lamentable es
cuando se hace con el uniforme militar y con los activos del Estado. Cuando
sucede así: se entiende que este país siente hambre.
Por eso es urgente que Guinea Ecuatorial
se sienta o se comprometa a dar una respuesta de Estado, dilatarlo más
supondría convertirle (a Guinea Ecuatorial) en una especie de Sodoma y Gomora,
donde nadie respeta lo público y vuelve a imperar la ley del más fuerte.
El denominador común que presentan esta forma de
protestar por parte de los funcionarios públicos, es la búsqueda de unos
salarios dignos, que se ajusten a los cambios del mercado. Por eso, es justo
que si hubiese alguna mejora, se tuviera que empezar desde allí.
Cuando no se pueda mejorar la oferta
salarial, porque el clima no lo recomienda, es necesario que el Estado se
prepare para intervenir el mercado. Pero, para ello, es más necesario que el
mismo Estado se prepare a madurar sus leyes, elaborando un discurso que no
termine por ahuyentar más al empresario.
Si conseguimos equilibrar la balanza entre
salarios y mercado, lo siguiente en lo que hay que insistir es en la
reeducación de los profesionales, para lograrlo se puede proceder en dos
direcciones: uno, se deben traer ofertas educativas cada vez más atractivas, de
tal forma que llamen a la curiosidad del funcionario, y dos, hacer más
efectivas las leyes penales, para que quien en esta tierra lo haga, en esta
tierra lo pague.
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