VAMOS A MIRAR A ITALIA

Vamos a mirar a Italia

 Seguramente es lo que se estarían diciendo los consejeros o asesores de los gobernantes cuya formación de gobierno es de coalición. Hay que mirar a Italia no sólo para aprender cómo de manera estrepitosa se puede fracasar en un gobierno de dos o más partidos con visiones de país diferentes, sino, también para confirmar: que el político de hoy no está aún lo suficientemente preparado para gobernar en coalición.

Sí, yo también entiendo que mis palabras pueden resultar desmesuradas o desmedidas, pero también son el reflejo de cómo de exhaustos se encuentran esos gobiernos, que se han aventurado a hacer el experimento.

Antes de la caída de Giuseppe Conte en Italia, nos imaginábamos que los primeros en protagonizar un divorcio gubernamental serían Sánchez e Iglesias, como consecuencia del cúmulo de encontronazos públicos, que les han ido sucediendo durante sus un año de gobierno en España.

En Italia ha fracasado el discurso progresistas, el de considerar al diálogo como la mejor herramienta para resolver las diferencias, y a los políticos como los máximos defensores del bienestar general. Otra vez se ha demostrado la mala sintonía que tiene el parlamento italiano con el pueblo o eso han demostrado Conte y sus socios.

Vamos a recordar que Italia es el país de la Unión Europea más castigado desde el inicio de la pandemia, el mismo país que es capaz de contabilizar hasta 476 fallecidos en 24 horas. Y con todo eso encima, Guiseppe Conte y Matteo Renzi, estimaron que era más importante atender sus desavenencias ideológicas, y con ello dejar al país sin liderazgo político hasta que a ellos se les pase el berrinche. Al más puro estilo de prescolares.

Desafortunadamente, no sólo es Italia. Lo mismo también quiso suceder en Portugal donde se resolvió con unas elecciones rápidas y que finalizó con la confirmación de su actual Jefe del Gobierno. Y en este mar de inestabilidades, también está España, donde ya ni sorprendería que en alguna de éstas, Unidas Podemos decida bajarse del barco.

En el caso de España, los morados compiten con los socialistas para liderar el espacio izquierdista español. Aún cuando ambos partidos gobiernan España. Yo supongo que luego nos querrán vender la idea de que no eran conscientes, ninguno de los dos, del tamaño de daño que le autoinfringían a su relación gubernamental como tampoco lo sabían Renzi y Conte.

El problema aquí reside en que la Unión Europea: o se está debilitando o se está muriendo, y con ella, todas sus estrategias o fórmulas de funcionamiento. La cuestión que en este artículo les propongo está presente en todos los componentes de la UE, en todos aquellos países en los que ganar las elecciones no es sinónimo de gobernar. Y volviendo a España, la tragedia comenzó cuando se rompió con el bipartidismo y partidos como Unidas Podemos, Ciudadanos incluso VOX irrumpieron en el Congreso de los Diputados y tuvieron algo que decir. ¿ no será eso lo que advirtió Gran Bretaña, que decidió no estar presente para cuando termine de undirse el barco?

Yo supongo que con el fracaso de Italia va a quedar demostrado lo equivocado que estaban los postulantes del modelo democrático, donde la voz del conjunto vale menos que lo que piensan los partidos políticos. Si respetamos la voz del pueblo como la voz de Dios, debe valer más la opinión (de todos) que se manifiesta en las urnas antes del performance que se lleva a cabo en el parlamento.

Al final, toca mirar a Italia. Al fin y al cabo no deja de ser un país más de la Unión Europea y como todos; cuenta con la suficiente experiencia como para salir de esa, muy a pesar del fracaso de sus políticos tradicionales. Y la llegada de Mario Draghi al escenario político italiano es una prueba de ello.