Un líder se muere y nadie sabe de qué

 UN LÍDER SE MUERE Y NADIE SABE DE QUÉ.

La muerte de T.B. Joshua, o si lo prefieren, la muerte del profeta nigeriano que tuvo lugar el pasado 5 de mayo tras la celebración de un servicio, viene a ser uno de esos sucesos que sin terminar de explicarte correctamente el por qué, pero acaba tocando tu lado sensible aún sin ser tú simpatizante de su corriente religiosa ni mucho menos de su actividad en particular.

Hay que suponer que como la muerte siempre acaba dejando conmoción, tanto en propios como en extraños, se puede asumir con normalidad esos gestos de dolor e incredulidad que desde el minuto en que LEADERSHIP anuncia la muerte del profeta, se está repitiendo con un efecto rebote en casi todo el mundo.

Es normal que se le llore en África, en Asia,  en América del Sur. Él mismo se llamó en alguna ocasión: el profeta de los pobres. Y no sólo era famoso por sus cientos de milagros y por el éxito de sus profecías, sino también, por su implicación, directa y personal, en lo social. Según FORBES, se trataba de uno de los cinco pastores más ricos en toda Nigeria, patrimonio que luego le sirvió para hacer donaciones y promocionar a jóvenes de todo el mundo.

Pero, tal y cómo se recuerda entre lágrimas las baterías de bondades de T.B. Joshua, así también se cuestionan las circunstancias que rodean su muerte. Quieran o no: el que un hombre derepente se apague como si de una vela se tratase, deja por lo menos algo que cuestionar, sobre todo, si horas antes del anuncio de su fallecimiento se le vio repartir sanidad en un programa, DISTANCE IS NOT A BARRIER, del canal EMMANUEL TV.

Todo lo que ha transcendido es que tanto su familia religiosa (SCOAN) como la biológica; piden respeto e intimidad para poder llorar al padre, pastor, sobrino hermano; que ha fallecido. Pero atendiendo a lo inconcreto que ha sido la nota de leadership que contrasta con la fama del ahora difunto, ya han comenzado las lluvias de videos en YouTube, que cuando no aportan las verdaderas causas de la muerte del profeta, y no tan profeta para algunos, pues se lo inventan.

"El Niño Profeta", como se le conocía por su temprano interés por la Biblia estaba a siete días de cumplir sus 68 años cuando le sorprende la muerte, de hecho consta, que él estaba trabajando en los preparativos de su celebración. "The Man of God", el nombre que más ha escuchado desde que empezó a hacer su primer milagro, ha muerto y nadie sabe de qué. Pero, hay que suponer que él partió con la satisfacción que le queda alguien que siente que su objetivo se ha cumplido. Que ha tratado de estar a la altura de su misión en la tierra.

Comentarios

  1. Vaya! Creí ser el unicú que sabiade eso. Es broma...
    Pero al lío. Ha muerto el profeta, quién profetizaba, incluso lo de la pandemia de ahora. Y -aunque parezca...- no profetizó su muerte.
    Ha muerto, quién ayudó a jóvenes del mundo...te habrá ayudado a crecer, de ahí el artículo, supongo.
    Sí, ha muerto, el enviado. Porque todo el mundo va a morir. Y no siempre sabremos de qué, al menos aquí suele ser por “una larga enfermedad que venía padeciendo”.
    Pero, ante todo, ha muerto el pastor de muchos -no digo mío, y que nadie se ofenda-, quien curó a muchos.
    Yo tampoco tengo que decir porque ni siquiera soy doctor de mis sobrinos para ser doctor de pastores...

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    1. Te acordarás de que el finado nunca fue ecuatoguineano sino nigeriano. Y por lo tanto no podía morir de una larga enfermedad que venía padeciendo, es más, de ser esa la verdadera historia eso le haría un mal a su fama como profeta y sanador espiritual o por lo menos sentaría un precedente

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  2. La única oersona capaz de responder a la cuestión de este artículo, es quién en su día le encomendó a su hijo T.B. Joshua que comenzará su labor... Nadie más puede responder a la pregunta... Es otro de los misterios que Dios se guarda para sí mismo. Y debemos tener en cuenta que no es la primera vez que pasa algo así, igualmente ya le pasó al gran patriarca Moisés...

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