Merkel ya no está

 MERKEL YA NO ESTÁ.



Muy pocos políticos, como Angela Merkel, pueden permitirse el lujo de decir al final de su carrera que: me van a extrañar; y que aquello también coincida con la realidad. Y es que la canciller alemana sigue embalando sus pertenencias cuando el mundo entero ya se ha sacado el sombrero ante ella.

Sin duda se está cerrando una era en Europa, y sobre todo, en Alemania, y el mundo entero se está despidiendo de una de las voces más influyentes en la política mundial. Muchas de las veces, basta con decir Angela Merkel para que mujeres, y no tan mujeres, se hagan una idea de hasta qué tan lejos se puede llegar siendo mujer en un espacio que tradicionalmente no las acoge con buen gusto.

Pero, claro, es Angela Merkel, una fisicoquímica capaz de doctorarse cuando todavía seguía en pie el muro de Berlín, que conoce el Bundestag como la palma de sus manos, que fue capaz de colocar a Alemania en el centro de la política europea hasta convertir la opinión de Berlín en un elemento imprescindible cuando se trata de asuntos europeos. Ha visto aparecer y desaparecer a otros líderes que, como ella, parecían tener una varita que los demás no tenían.

Aunque se dice pronto, fueron dieciséis años en cuatro mandatos, donde Angela Dorothea Merkel impartió lecciones de lo que mejor se la da, llegar a acuerdos. Los que la conocen aseguran que, "ella no es de comprometerse hasta el último momento. Mantiene abiertas todas las posibilidades". Y gracias a esa habilidad, en Europa, por ejemplo, se consiguió retrasar la salida del Reino Unido de la Unión Europea, y evitar un BREXIT unilateral.

Desde 2005 que pertenece a lo más alto de la élite de la política alemana, el electorado le ha dejado bien claro a Merkel, que nunca tendría la confianza suficiente para formar su propio Gobierno, y así fue. En todos sus mandatos tuvo que demostrar no sólo su disponibilidad a negociar, a escuchar y a proponer, sino también a firmar pactos que luego se traducirían en formación de Gobiernos. Así es como la CDU, por sus siglas en alemán (Unión Demócrata Cristiana de Alemania), elección tras elección se acostumbraron, desde su sala de máquinas, a hablar con todos o casi todos los signos políticos en Alemania.

Pero, no todo son luces en la carrera de Angela Merkel, también las tiene sombras. Detrás de esa máquina de llegar a acuerdos está su férreo romanticismo con la austeridad que en 2008 propuso ella, como respuesta a la crisis económica que azotaba a Europa por aquel momento. Ese error la ha supuesto una importante cruz con la que ha tenido que lidiar, aunque menos mal que apareció el Coronavirus, donde ella se pudo hacer un completo lavado de imagen.

Con su marcha, toca ver si el nuevo canciller es capaz de tapar el agujero importante que deja Merkel en Alemania y Europa. Por ahora la responsabilidad parece recaer en el partido SPD (Partido Socialdemócrata de Alemania) que tendrá que buscar cómo formar gobierno con sus 25'9% de votos, que le dieron los alemanes dejando al partido de Merkel en segundo lugar con 24'5%. Está claro que, por lo ajustado de los porcentajes, lo que buscan los alemanes es a alguien con capacidad de negociar. Pero ya no puede ser Merkel.

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