"show us the money"

 Que el mundo está pendiente de Glasgow, es algo más que un bonito titular, poque de allí se espera sacar un plan que ayude a mitigar las calamidades que dejan las lluvias en Bioko, las largas sequillas en la parte litoral o las largas secuencias de incendios, que se han ido repitiendo tan solo Europa y en las Amazonias solo en este año. Pero, a su vez, esta no es la primera reunión donde se mantiene a la gente expectante a la espera de algún gran veredicto.

 por: Leoncio Marquez

Entre las cosas más inverosímiles que se podría pensar está lo de que con tan solo cuatro palabras como el título de este artículo se podría estar exigiendo tanto a los hombres más poderosos del mundo como lo son cada uno de los presidentes que, por ahora, se encuentran en Glasgow -Reino Unido- discutiendo sobre la suerte del clima y sus devastadores consecuencias, que hasta en Guinea Ecuatorial se han sentido.

Nuestro planeta, como se nos ha dicho hasta el cansancio, es dinámico, y no estático, por mucho que a simple vista nos parezca todo lo contrario, y por enésima vez, está experimentando tan solo una más de sus muchas transformaciones que a lo largo de su historia ha venido sufriendo, pero, con la única diferencia de que esta vez el exceso humano es el que lo motiva. Al parecer, y de acuerdo con el gesto de emergencia que tanto los medioambientalistas como ecologistas ponen cuando se quiere abordar el tema, todo parece apuntar que se estuviera hablando de una situación de vida o muerte.

Pero, mientras los grandes defensores de lo verde sacan anuncios, cacerolas, pancartas y todo lo que tienen para concienciar al mundo sobre la agonía de la Tierra, resulta que los Gobiernos cuentan en los baños los peniques que creen que pueden dedicar para tratar de salvar al único planeta capaz de soportar tanta contaminación. Y, al margen de los discursos grandilocuentes nadie parece estar dispuesto en ofrecer un poco más de su parte para poder entablar una lucha más directa contra el calentamiento global y el cambio climático:

Ni siquiera Estados Unidos, que después de librarse de Donald Trump, no hace sino mirar de reojo a China y Rusia buscando en ellos la valentía que no termina de encontrar en su propio bolsillo. Como sucede en estas reuniones, se vuelven a ver a países grandes dictar lo que tienen que hacer los demás, mientras que a ellos no les corresponde ninguna obligación más allá de la de pagar algunas multas y de asistir a esas reuniones.

Que el mundo está pendiente de Glasgow, es algo más que un bonito titular, poque de allí se espera sacar un plan que ayude a mitigar las calamidades que dejan las lluvias en Bioko, las largas sequillas en la parte litoral o las largas secuencias de incendios, que se han ido repitiendo tan solo Europa y en las Amazonias solo en este año. Pero, a su vez, esta no es la primera reunión donde se mantiene a la gente expectante a la espera de algún gran veredicto.

Y, por suerte, aquí ya todo el mundo se conoce, de tal forma que los activistas han pasado a pedir directamente el presupuesto a los políticos sin esperar que esos sigan dilatando en cuánto voluntariamente desean aportar ya que, de todos modos, nadie está cumpliendo con las reglas de juego acordadas en París -Francia-, donde se propuso evitar calentar la Tierra cinco puntos más de los 1’5 grados que antes se encontraba.

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