Los tres mosqueteros del Nzalang

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LOS TRES MOSQUETEROS DEL NZALANG

Lamentablemente, la noche no tuvo nada que destacar si lo comparamos con otros partidos en los que se pudo observar la genialidad de los espartanos que especialmente escogió Juan Michá.

L. Marquez -Malabo

Pensando ahora con la mente fría y muy ajeno a cualquier sentimiento que se pueda sospechar como patriótico, al que obviamente, le corresponde la potestad de distorsionar mi sano juicio, creo que se debería profundizar más en el tamaño de suerte que ha podido tener el "Nzalang Nacional" ante las "Águilas" de Mali, las cuales fueron incapaces de transformar su superioridad futbolística en el marcador como ya lo hicieran en el campo durante los 120 minutos que tuvieron de oportunidad para terminar con la insolencia de los jugadores de Juan Michá que, por otro lado, se están especializando en competir de tú a tú con los gigantes que trajo la CAN 2021.

Ante Mali, en los octavos de final, no se vio un partido brillante por parte de los ecuatoguineanos, ni por fútbol ni por estrategia, nada que destacar si lo comparamos con la puesta en escena contra equipos como Costa de Marfil o Argelia, donde sí se pudo palpar la genialidad futbolística de los espartanos que escogió, personalmente, el seleccionador ecuatoguineano, y que, en el campo están liderados por la rebeldía de Ibán Edú y la contundencia quirúrgica que ofrecen los pies de Carlos Akapo.

Lamentablemente, la noche no fue de Ibán como en otras ocasiones, pero sí de Owono, el tercero necesario para formar el grupo de los mosqueteros, el portero. Éste que se ha tomado muy enserio su participación en la competición, como queriendo llamar la atención de la directiva del Deportivo Alavés o de algún otro equipo en Europa interesado por mejorar su condición y valor en el mercado, al tiempo que se garantiza tener un porterazo de nivel en la recámara.

Mientras esto sucede, el chico está metido en su papel de jugador importante al que le da igual desde qué distancia se le quiere medir el pulso, él sólo sabe parar. Le da igual que sea desde el punto de penalti o desde un corner. Da igual que sea mediante una falta directa o un contraataque.

Desde que la CAF confira el grupo en que quedaría encuadrada la selección de Guinea Ecuatorial, todo lo que se ha podido sacar en claro era la clarividente realidad de que en Camerún se iba para sufrir y a pasarlo mal, y vaya que contra Malí, sí que se sufrió. Ya sea con las actuaciones del colegio arbitral que parecían en instantes padecer de bipolaridad, debido a la facilidad con que les sacaba las amarillas a los ecuatoguineanos, y que, cuando desde Guinea Ecuatorial ya le señalaban como un pro-Mali, terminó por ignorar una mano que de haber consultado al VAR se habría dado cuenta que aquello era penalti y que posiblemente allí se habría zanjado todo.

Y desde luego, que para la desgracia de la selección de Mali sus jugadores tienen mucho que ver.  Desde el momento en que perdonaba a un equipo como el "Nzalang. Que las que tuvieron no sabían cómo empujarlos para dentro aún habiendo superado a Owono, que se les hizo Goliat en un partido en que lo tenían todo para estar ellos en cuartos, y no Guinea Ecuatorial. Aún con eso, fallaron. A pesar que eran plenos conocedores de que en frente tenían a un equipo que su mayor mérito en esta CAN, fue el clasificarse, por vez primera, para competir en ella, y cualquier otro logro como llegar a cuartos o, incluso ganar el trofeo sólo servirían para reforzar el discurso de que, la salvación del "Nzalang" pasa por seguir contratando a nacionales como seleccionadores, y por ende son bien recibidos, pero en ningún caso se perciben como objetivos obligatorios ni para los jugadores ni para el staff técnico.

Y ante la falta de acierto de las "Águilas" de Mali, porque no supieron cómo colocar el pico, los tres mosqueteros se dieron a lucir. Hasta dos penaltis ha parado Jesús Owono, de los ocho que le lanzaron, en una noche donde la emoción acabó secuestrado al partido. De Palenka marcó Carlos Akapo haciendo gala de su veteranía y experiencia acumulada en la Liga Santander. Y, claro, como un estrella se presentó Ibán Edú, quien con un potentísimo tiro, arás de suelo, hizo saltar las alegrías a todo un país del que todavía se le discute el número de habitantes.

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