La guerra que nadie quiere

Resulta obvio que todos no partirán con la misma capacidad armamentística ni con las mismas ansias de ganar o perder una guerra que, ni siquiera beneficiará a los mismos que la convocan.

Por: L. Marquez M. -Malabo

De cara a los sucesos de la guerra en Ucrania, ahora más que nunca se puede decir que, los Evangelistas tenían razón, o la siguen teniendo, con su propuesta sobre las señales del fin del mundo, aunque sólo sea de manera metafórica, porque su manera literal sigue siendo un debate pendiente de concluir ya que la versión Bíblica no se sostiene ni con una guerra, por muy cerca que ésta se lleve a cabo en el patio tracero de la Unión Europea o porque tenga a Rusia y a China de protagonistas.

Puestos a buscar una teoría catastrófica que explique el desastre que resultaría de un enfrentamiento cuerpo a cuerpo entre los equipos formados, por un lado, China y Rusia, y por el otro, Estados Unidos de América con la Unión Europea, no cabe duda de que otra vez nuestro subconsciente nos obligue a buscar la respuesta en las palabras de Jesucristo, en su advertencia de que en una situación como la que ahora se está viviendo, "no quedará piedra sobre piedra". 

A esta conclusión -muy frívola y estéril, desde mi perspectiva- hemos llegado casi todos alguna vez, incluso muy antes de que empezaran a sonar histéricas las sirenas en Ucrania. A este punto en especial se llega después de un meticuloso análisis del poderío ofensivo que imaginariamente asumimos que podrían tener cada uno de los implicados. Y sin alejarse demasiado de la realidad, resulta obvio que todos no partirán con la misma capacidad armamentística ni con las mismas ansias de ganar o perder una guerra que, ni siquiera beneficiará a los mismos que la convocan.

No obstante, no va a ser por esto que nos demos ahora cuenta de que el mundo está loco, hace tiempo que se volvió esquizofrénico, y bien que lo decía Thomas Hobbe, "el hombre es lobo para el propio hombre". He allí que, bajo los efectos del fanatismo más radical y de una manera equivocada de exhibir patriotismo nos vemos abocados a las puertas de repetir el pasado, en una más que clara demostración de que aquí no se ha aprendido nada.

Y no crean que muerto este perro, se acabó la rabia. Hoy puede que sea Rusia el verdugo y Ucrania la víctima, pero, casualmente, en el mundo hay tantas Rusias y tantas Ucranias que, no debería sorprenderle a nadie el que de repente se vea el conflicto mudar de continente -a igual que pasó con la pandemia- y que en instantes, sea Korea del Sur, quien ocupe el lugar de territorio invadido por una superpotencia obsecionada por hacer "justicia histórica" a la vieja usanza, en parte porque se dieron cuenta de que, la diplomacia nunca está a la altura cuando se la pone a prueba y las cortes internacionales, como la Haya, solo son un rincón sin salida.

Desde luego que el estupor con que se analiza los acontencimientos de los últimos días, convierte a África en un especie de paraiso 'temporal' no exento de sufrir las derivadas que devengan del conflicto ucraniano-ruso, y es cada vez más posible porque, también en el continente existen zonas calientes pendientes de una respuesta por parte de la Unión Europea, y en consecuencia, de Estados Unidos: de esos dos depende de que se siga respetando el equilibrio mundial, tal y como lo conocemos.

Y, probablemente, allí está el meollo del asunto, querer rescatar un equilibrio que está siendo discutido por todos, pero que al mismo tiempo resulta necesario, no solo para evitar que esto se convierta en la ley de la selva de la que tanto hablaba Charles Darwin, sino también, por esa red de interdependencia en la que nos encontramos todos y que llaman globalización. Es, precisamente, por designios de esa globalización, que un país como Guinea Ecuatorial que, con él no se cuenta cuando se trata de discutir temas de geoestrategia mundial, tenga que ser tenido encuenta solo por su condición de eslabón dentro del círculo.

Ya decía, en líneas anteriores que, esta guerra no beneficiará a nadie, ni si quiera a los que la convocan. Y es muy probable que, solo en Ucrania se esté recogiendo muertos, como consecuencia de lo letal que está siendo Rusia en su demostración de poder, y en la propia Rusia, se tenga que echar mano de la dictadura para fingir una estabilidad interna asfixiada por las sanciones que le imponen desde la Unión Europea. No obstante, la factura real la pagamos todos. 

Y como sigan esos dos con su tira y afloja, ya no sólo nos preocupará la existencia de una posible Tercera Guerra Mundial, porque, obviamente, nos veremos antes en mitad de una crisis económica de tales proporciones que, no habrá ningún plan Marshall que rescate al mundo del desastre. Y, como siempre existe la posibilidad de que a la tercera sea la vencida, entonces sí, y sólo entonces, se podrá decir que, los Evangelistas tenían razón.


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