Muerta estoy en vida

 MUERTA ESTOY EN VIDA.


Por: Juanita Obono

Hola a todos. Mi nombre es Olivier y soy una mujer transgénero. Sí, soy una mujer transexual; muchos dirán que soy un demonio, que estoy poseída por un espíritu maligno, por una sirena que me hace comportarme de la siguiente manera o simplemente dirán que, soy una vergüenza para este país. 

Nací hombre, pero no soy hombre. Soy una mujer  -y me gusta ser mujer-. No me fue fácil asimilarlo, pero le cogí valor y decidí luchar por mí, decidí amarme `y la verdad: me siento muy feliz, estoy sumamente orgullosa de mí y en alto me gustaría compartir lo que siento.

 No sé qué es tener familia. La mía me dio la espalda cuando se enteraron de mi orientación sexual, no les iba a servir.  No iba a casarme con una mujer, tampoco iba a tener hijos, porque para ellos: no podría tenerlos sin una mujer.   Así que, me echaron después de todos los intentos de curación para que dejara de ser homosexual.

Yo ya me cansé de llorar en silencio, ser el centro de atención, ser ese maricón sin futuro que a Guinea trajo sida, tuberculosis y coronavirus. Sí, así como lo oyen: 

Yo -por ser homosexual- provoqué esas enfermedades, y me pregunto. Cuando no existíamos, por qué se morían la gente. Por qué la gente se mata entre ellas. También es culpa de gente como yo, ¿que hayan accidentes de vehículos todo el rato en las ciudades? Cierto es que, Dios está molesto,  porque saben juzgarme diciendo lo que estoy haciendo de malo, cuando fornicar y adulterar también lo son, cuando odiarle a tu prójimo aún lo es más.

Me duele el alma con solo saber que como yo hay muchos, y que son más los que al día nacen con la misma situación. Qué será de ellos en este país machista y patriarcal. Qué será de nosotros en este país inhumano.

Soy una mujer, puede que atrapada en el cuerpo de un hombre, eso dicen ellos. No sé si saben lo que significa ser mujer y tener que orinar de pie y sujetar con la mano un pene que aborreces. Luego se te escapa una lagrimilla en silencio, solo tú sabes lo que sientes y sabes lo que quieres. Me cansé de luchar, luchar contra el mundo, luchar contra mi familia, contra mis amigos.

Sí, lo dije, dije que era feliz. Es verdad, lo era. Yo era muy feliz, feliz por descubrirme, por aceptarme por fin, pero cómo podría ser enteramente feliz en esta sociedad donde no me dejan vivir. No me siento libre por lo mucho que me hayan concedido esa libertad en nuestra constitución por ser humana. Esa  misma libertad me la quitaron al saber de mi condición, y es que no me voy a esconder. No me voy a negar más. 

Es mi vida, mi destino, mi decisión, no necesito que nadie me quiera. Solo pido una cosa, que me dejen vivir, que me respeten; por qué cuesta entender que a mí me gusten los hombres. Soy una mujer atrapada en el cuerpo de un hombre.

Me hago la fuerte cuando en verdad me estoy muriendo en silencio, llevo la mirada hacia el futuro y pienso en ellas, las que están naciendo y me pregunto -qué será de ellas en este mundo cruel-, en éste donde tienes que aprender a sobrevivir sola, donde tienes que ser adulta antes de tiempo, donde tienes que abandonar tus estudios porque la escuela te echa indirectamente, con el bullying, las peleas, las humillaciones. Mi alma llora en silencio y no puedo contenerme, creo que es lo único que ahora sé hacer: llorar y llorar, no por mí, sino por ellas.

Cuando salgo a la calle, me dicen de todo. Me han regalado apodos, nombres de burla y no me queda más opción que enfrentarlo, aunque no me guste, porque en Guinea no se vive, se sobrevive, sobre todo si eres una persona homosexual. El Gobierno, la sociedad, la familia, son nuestros verdugos diarios. Lo más lamentable es que las personas adultas inducen en menores de edad las ideas homofóbicas. 

Me da miedo irme al hospital por las miradas homofóbicas que acompañan mis pasos. La gente no termina de entender que un hombre puede ser mujer, y una mujer puede ser un hombre. A menudo me hacen la pregunta de: qué eres, un hombre o una mujer. Otras veces, simplemente, me dicen maricón. 

Tengo miedo, insisto, tengo mucho miedo. Miedo por mi vida, miedo por mis hermanos homosexuales. y miedo por el futuro de mi país, donde están creciendo gente ciega o simplemente, gente que se niega a asumir una realidad

He conocido a hombres transexuales que han sido violadas y golpeadas por sus jefes, por el simple hecho de ser transexuales, las lesbianas tienen que acostarse con ellos para proteger su vida, no hay derecho. Yo soy trans, y no le hago daño a nadie, y si fuere así, ¿para qué está la 'justicia'?

Todo el mundo tiene derecho a una sexualidad plena y satisfactoria, nacemos libres, iguales con dignidad y derechos.  No sé dónde quieren que nos vayamos. Me gustaría que las personas homosexuales puedan vivir su vida libremente sin miedo a que les fuera a pasar nada, no somos gente enferma, somos normales al igual que el resto. ser gay, no significa estar enfermo.

Comentarios

Entradas populares de este blog

ENTREVISTA: "ANTES DE ELIMINARME, YO QUIERO COMER"

ALÍ BONGO, EL ESPEJO DE NGUEMA OBIANG

ÁFRICA NO ES UN PAÍS