15 PARTIDOS POLÍTICOS Y UN ESTADIO CASI VACÍO

Se supone que estar en coalición no significa vivir en la más absoluta absorción. Y, desde luego, tal parece que ninguno de los catorce lo habían entendido. Se han dejado ningunear al son de los antojos del PDGE, sin criterio propio, hasta el punto de que solo se sabía que existían por algunas escrituras que aparecían con la palabra «coalición».

Leoncio Marquez Merino -Malabo

Han pasado más de un trimestre desde que el pasado noviembre, Guinea Ecuatorial realizara sus últimas confrontaciones electorales y toca, entre otras cosas, evaluar cómo han estado los diferentes actores que participaron en tan singular acto político que, perfectamente, se podría definir como tranquila y sin grandes sobresaltos.

Muy al margen de cómo comenzó, con el cruce de imputaciones entre la Fiscalía General del Estado y Gabriel Nze Obiang, en un ridículo intento por comprobar quién tenía mayor número de testosterona, y la posterior detención del líder del partido Ciudadanos por la Innovación (CI); en términos generales, se podría decir que, esas elecciones fueron incluso hasta divertidas, desde el punto de vista de que más de un líder político quedó retratado ante los ojos del electorado que una vez más confirmó lo que ya sabía:

Hay partidos políticos a los que solo se les ve durante  las campañas electorales y, existen para justificar la versión de pluralidad política que defiende Obiang. Ante lo cual se ha visto a un PDGE que debería estar cuestionándose muy seriamente si le conviene seguir llevando tanto peso muerto en su mochila, si ni siquiera él se encuentra en el mejor de sus momentos.

Que "el Gran Movimiento de Masas" haya visto reducido su popularidad en las dos grandes ciudades no es una fantasía que se pone solo para ocupar unas líneas de ese artículo, lo cierto es que se ha vivido. El PDGE, con su coalición de hasta 15 partidos políticos no fueron capaces de llenar un estadio de apenas 15.250 sillas durante el cierre de su campaña. Y eso que no era el Maracaná de Brazil. Sin embargo, allí se le vieron las costillas al PDGE.

Pero si hay algún partido político que debe reprocharse algo a sí mismo es el CPDS. No se puede presumir de ser líder de la oposición sin poder conseguir un solo escaño en cualquiera de las Cámaras y vivir como si no pasara nada, dentro del margen de la irrelevancia política. Y eso hace que Convergencia sea el otro gran perdedor de esas elecciones después de los catorce que han acompañado al PDGE.

Se supone que estar en coalición no significa vivir en la más absoluta absorción. Y, desde luego, tal parece que ninguno de los catorce lo habían entendido. Se han dejado ningunear al son de los antojos del PDGE, sin criterio propio, hasta el punto de que solo se sabía que existían por algunas escrituras que aparecían con la palabra «coalición» en afiches y camisetas u otros materiales propagandísticos preparados para la ocasión, mientras el verdadero protagonismo se lo llevaba el PDGE.

Y bien, toca mirarse las caras y ver si se ha cumplido con el objetivo. Al menos el partido del único hombre y el mejor hombre y su coalición, pueden seguir durmiendo tranquilos porque una temporada más han conseguido salvar los muebles y cumplir con su ecuación de oro, pero, lamentablemente, lo mismo no se puede decir en otros feudos, como el CPDS, donde tienen a su Secretario General tan quemado que, a nadie le sorprendería que muy pronto se empiece a hablar de Andrés Esono, en pasado, como otro ex secretario general.

Pero para comedias, incluso peores que Limpia Botas 2 (El Regreso del Señor Cuchillas), nos falta aún analizar la actuación del PCSD Mbaboro. De él se tiene claro que los partidos no terminaron de asimilar que pueda existir un Parlamento y un Senado en el mundo entero, capaz de recomendar la desobediencia de la Ley Electoral de un país, amparándose en datos económicos y sanitarios, aunque todos supieramos que el Parlamento y el Senado no fueran autoridades económicas ni sanitarias.

Espero que me sea permitida la broma, pero creo que en eso anduvo pensando Buenaventura Monsuy Asumu, tanto que se le olvidó hacer la campaña por la que había cobrado, a nombre de su partido, los 300 millones limpios que le subvencionó el Estado para tales menesteres. Y, resulta que, el hasta entonces Senador en funciones, solo pudo interrumpir su estado de introspección para cargar contra los Medios de Comunicación. E allí los resultados.


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