TRISTE SITUACIÓN DE LA CULTURA

¿Qué importancia puede tener el que un disque escritor, Donato Ndong, esté dispuesto a dar una conferencia y quiera compartir su experiencia con un montón de escritores que aspiran a conseguir algún día la ínfima gloria literaria que ha podido obtener ese parlanchín cuya vida se gana a base de soltar víboras en contra del “único hombre” de Guinea Ecuatorial?

Por : L. Marquez Merino -Malabo

Va a ser cierto eso que dijo Trifonia Melibea, cuando se refería el pasado abril al fracaso que ocasionó la intentona de la celebración de la fallida feria de libro 2023 por parte del Centro Cultural Ecuatoguineano de Malabo. Para la periodista, activista y escritora: “cuando el Ministerio de Cultura entra por la puerta, la propia cultura huye por la ventana”. Y no es para menos, porque el propio Ministerio nos tiene acostumbrados a estar en el lado opuesto de lo que todo el mundo da por sentado que debería salir a defender con toda la vehemencia que le permite su rol como Ministerio tutor. El hartazgo hacia ese comportamiento, es lo que después se traduce en que artistas como Negro Bey decidan retar al Ministerio a un debate público, aunque sean conscientes de que éste no va a ser capaz de tomarles la palabra porque como pasa con todos los que no saben diferenciar su pie derecho del izquierdo, el Ministerio tiene miedo a confrontar sus ideas y no quiere verse ridiculizado ante el espejo de su propia dejación de funciones

Podemos zanjar eso y asumir de una vez y por todas, que el Ministerio, aunque se llame “cultura”, defiende obviamente otros intereses, que desde luego nada tienen que ver con lo que defienden los actores culturales locales y, por supuesto, poco le importa la buena o mala suerte que pueda acompañar a los máximos referentes de esa cultura ni qué se hace para sobrevivirla. Pero no podríamos estar sin mirar de reojo la creciente falta de dignidad que se ha instalado en los pasillos del Ministerio, cuando sus dirigentes se dejan ver en los eventos culturales que organizan otros, como si aquello no tuviera nada que ver con ellos y simplemente fueran unos meros espectadores que tuvieron la suerte de estar pasando por allí.  Desde luego que es complicado entender que un Ministerio como el de cultura no sepa identificar en qué campo de batalla le corresponde dejarse la piel y llevarse de paso la medalla como el que lo ha hecho posible. Y cierto es que oportunidades no le han faltado. Podemos empezar a enumerar las veces que al Ministerio de Cultura se le ha esperado y no ha llegado o, por lo menos, no ha sabido estar a la altura de las circunstancias que se le presuponía; incluso a riesgo de perjudicar su propia imagen y dejándose superar en territorio propio.

No hace nada que se llevó a cabo la última edición de Boco Boco Dance y, aunque me parezca a mí que sus promotores estuvieran deseando que la actividad lo pudiera acoger el Centro Cultural Ecuatoguineano, otra vez tuvo que salir el Centro Cultural de España en Malabo a salvar la cultura ecuatoguineana y el sano entretenimiento de la juventud, lo cual ya es preocupante, debido al evidente estado de huerfanidad en que se encuentra la cultura de aquí, y porque la atención de los que sí cobran dinero de Estado para que pierdan sus neuronas en la proposición y defensa de actividades culturales nacionales andan ocupados yéndose a mendigar vinos y arroz paella en el CCEM y dando discursos vagos en contrapartida, como si el mero hecho de tener turno de palabra entre los blancos resta las burlas que después son víctimas por méritos propios.

En fin, solo es cultura. ¿Qué importancia puede tener el que un disque escritor, Donato Ndong, esté dispuesto a dar una conferencia y quiera compartir su experiencia con un montón de escritores que aspiran a conseguir algún día la ínfima gloria literaria que ha podido obtener ese parlanchín cuya vida se gana a base de soltar víboras en contra del “único hombre” de Guinea Ecuatorial? Si me toca responder, solo sabría decir que nunca nadie ha acertado cuando se ha intentado confundir molinos de vientos con gigantes o, dicho para que lo entendamos todos, aunque el Bagua y el Pepe Sup se parezcan, desde luego, no se trata del mismo plato, y bien harían los dirigentes del Ministerio de Cultura si empiezan a diferencia y dejaran de ver “enemigos de la paz reinante en el suelo patrio” cuando lo que se pretende es todo lo contrario.

De lo que llevamos de año, si tratamos de poner en balanza el trabajo de todas las casas culturales de aquí no llegan ni de lejos al tamaño trabajo que ha realizado el Centro Cultural de España en Malabo que lleva acumulado hasta tres exposiciones, un saco de conciertos y otro de presentaciones de libros. Esa dinámica ha hecho que de plano los artistas se dirijan antes al español porque allí cuentan con una alta probabilidad de que sus actividades fueran a tener el final que ellos deseaban, sin que en mitad de la función pudiera venir algún barrigón que, menospreciando a todos los presentes, decida cancelar el evento.  

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